Iglesia de Juquila

Breve historia

de la

Inmaculada Virgen de Juquila

En principio no se trata de una aparición de la Virgen como lo fue en el Tepeyac en 1531, en Lourdes en 1858 o en Fátima en 1917. En estos casos hay un diálogo de la Virgen con una persona vidente que sirve de intermediaria entre Ella y una autoridad eclesiástica, por ejemplo S. Juan Diego ante el Obispo Fr. Juan de Zumárraga.

En la aparición hay un mensaje claro, una encomienda, una misión, una razón por la que la Virgen se hace presente. La Imagen tampoco es venerada porque la trajeron personajes legendarios o por ser un hallazgo extraordinario, se trata más bien de un acontecimiento prodigioso, es decir, un hecho especial, fuera de lo común, que llevó a la veneración de la Imagen.

Historia Virgen de Juquila
Inmaculada Virgen de Juquila

Fr. Jordan de Santa Catarina, O. P.

Los pocos documentos históricos cuentan que la imagen perteneció a Fr. Jordán de Santa Catarina, de la Orden de santo Domingo, español que llegó a México en 1550, y fue destinado a la evangelización de los zapotecos de la Sierra Norte de Oaxaca (la zona de Villa Alta); durante 24 años fue maestro de novicios. No tenemos documentos que atestigüen que haya evangelizado en la Sierra Sur, incluso que haya venido por estas tierras chatinas.

Fray Jordán se distinguió por vivir con gran fidelidad el ideal dominicano: la oración, el estudio de la Sagrada Escritura y la Predicación. Con gran amor celebraba la Eucaristía y era gran devoto de la bienaventurada Virgen. Cuentan sus biógrafos que llevaba en el cinto la imagen de la Virgen cuando salía a evangelizar a los pueblos.

Los frailes en los conventos tenían escuelas de artes y oficios, y como consecuencia nativos que eran aprendices, con los cuales trabajaban o los acompañaban en sus recorridos por los pueblos donde evangelizaban, sirviendo de traductores o guías. Es posible, que uno de esos alumnos haya sido el nativo de Amialtepec que acompañaba a Fr. Jordán y a quien al terminar su servicio o aprendizaje al regresar a su casa le haya regalado la imagen de la Inmaculada. La tradición le da el nombre de Antonio Anastasio al indígena chatino, originario de Amialtepec.

El acontecimiento admirable

La imagen tuvo que haber llegado a Amialtepec antes de la muerte de Fr. Jordán en 1592 y estuvo resguardaba en la casa de Antonio Anastasio donde los vecinos acudían a venerarla. Dada la concurrencia de las personas a la casa donde estaba la imagen, el Párroco de Juquila, vio la conveniencia que se pasara la imagen al templo de la comunidad, para mayor decoro del culto y cuidado de la Imagen.

En el año de 1633, cuando los indígenas quemaban la hierba del campo, para preparar la tierra y después sembrar, el fuego se salió de control y se incendió el monte y el pueblo, destruyendo sus jacales, huyeron a la montaña y desde ahí contemplaron su desgracia. Bajaron a ver qué podían recuperar. Al llegar donde estaba la capilla del pueblo, vieron que la Imagen de la Virgen estaba intacta, sus vestidos íntegros y su cara sólo ligeramente ahumada. Eso es realmente inexplicable, todo destruido excepto la imagen. Este acontecimiento se divulgó no sólo por la región chatina, sino en los valles, en la costa, y desde luego a la ciudad de Oaxaca.

De esto da noticia Fr. Nicolás Arrazola, O.P., que bajo juramento dieron testimonio D. Jacinto Escudero y D. Casaus, que habían sido curas de Juquila y los señores Patricio Carmona, José Santos Ofendi y Antonio Ayuzo, personas que tenían autoridad en Juquila.

Amialtepec | Inmaculada Virgen de Juquila
Inmaculada Virgen de Juquila | Templo

El traslado

Ante la afluencia de personas que visitaban la imagen, los señores curas de Juquila, vieron la conveniencia que la imagen se pasara a la cabecera parroquial, a lo que se oponían los habitantes de Amialtepec. En varias ocasiones se llevó la imagen a Santa Catarina, pero ésta milagrosamente regresaba, otros decían que era un “hurto piadoso” de los indígenas. Fue hasta el 30 de junio de 1719, cuando por decreto del Obispo Fr. Ángel Maldonado la imagen pasó definitivamente a la sede parroquial, lugar donde hoy se encuentra.

En el paso a lo que hoy se llama “El Pedimento”, lugar sagrado para los pueblos chatinos, el señor cura D. Manuel Cayetano Casaus de Acuya, pidió a la Virgen que ya no se regresara.

Construcción del templo

En 1785 se inició la construcción del templo para albergar la imagen de la Virgen, para eso el Obispo D. José Gregorio Alonso y Ortigoza, dio indulgencias a los peregrinos que visitando a la Imagen trajeran consigo 4 o 6 ladrillos, o piedras para dicha construcción, o aportaran su limosna para pagar la mano de obra o comprar material, se aceptaba también el tequio de los peregrinos durante su estancia en el Santuario. Se les invitó a los Sres. Curas de Sola de Vega, Jicayán y Ometepec que motivaran a sus fieles a la construcción del templo.

El Obispo José Gregorio Alonso de Ortigoza, será el gran promotor y benefactor de este Santuario, consiguió de Roma indulgencias para quienes visitaran a al Bienaventurada Virgen, fechadas el 15 de julio de 1759. En estos tiempo es cuando se instaura la Archicofradía, que promovió la devoción a la venerada Imagen y ésta contribuyó en gran manera a la construcción del templo, que se terminó en 1880.

En el temblor de 1930, el cañón y la cúpula del templo quedaron en pésimas condiciones, fue al P. Cornelio Bourget a quien tocó promover su reconstrucción y rebosamiento interior.

Santuario Inmaculada Virgen de Juquila
La imagen | Inmaculada Virgen de Juquila

La imagen

La imagen es pequeña, de escasos 30 cm de altura, tallada en madera, no es española, posiblemente de origen filipino, recordemos que ya para entonces se navegaba a través de la nao china de Acapulco a Filipinas.

La estatuilla es vestida, con la postura y signos de la Inmaculada Concepción, está parada sobre la luna. Aunque no necesita ser vestida, por poseer la talla porte original, la devoción de los fieles siempre le ha puesto vestido y manto.

Con motivo de la coronación pontificia, la imagen resalta y luce ahora los signos propios de la Inmaculada Concepción. Entre ellos los colores azul y blanco. El mundo a sus pies, que parece ser dominado por la serpiente, signo del mal, es un signo frecuente de la Inmaculada. María parada sobre estos elementos representa la esperanza de que el mal puede y debe ser dominado, pues por ella nos viene el salvador del mundo.

Los ángeles, ya los tenía la imagen en su presentación anterior, aunque pequeños, solo que por el vestido no lucían. Ahora en grande están: Miguel (¿Quién como Dios?) protector del pueblo de Dios; Gabriel (Fortaleza de Dios), portador de las buenas noticias de Dios; Rafael (medicina de Dios), el guía de los peregrinos y consejero para el matrimonio.

La imagen no obstante el fuego, el humo de las veladoras, los cambios climáticos, tiene aproximadamente 420 años y en 2019 se cumplieron 300 años de haber llegado al pueblo de Juquila.

Coronación pontificia

El Papa Francisco concedió la “Coronación Pontificia” a la Imagen en el mes de febrero de 2014, a petición del Sr. Arzobispo D. José Luis Chávez Botello. La celebración de la coronación fue el 8 de octubre del mismo año, contando con la presencia del Nuncio Apostólico en México Christoph Pierre, quien coronó a la Imagen en representación del Papa. El Arzobispo declaró el lugar como: “Santuario de la Reconciliación y la Paz”.

Coronación pontificia de la Inmaculada Virgen de Juquila